Kenji Hattori

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Por su apariencia suele dar una mala impresión la de alguien con malas intenciones que actúa de forma impulsiva dejándose llevar por sus emociones sin pararse a pensar en las consecuencias de sus actos tal es el grado de prejuicio de quienes se han topado con el que aseguran que más que humano su aspecto se asemeja al de un ser del averno quizás por el echo de poseer una faz un poco intimidante pero nada más lejos de la realidad pues esas habladurías no se acercan a la forma de ser de Kenji. Tiende a comportarse de forma amistosa con quienes le rodea siempre dando un trato cordial y amable pese a lo que puedan decir de él, opina que no sirve de nada ofuscarse por lo que digan los demás y que es mejor ser fiel a uno mismo y no dejarse llevar por los malos sentimientos que provocan las criticas de quienes se dejan llevar por simples prejuicios sin querer conocer en profundidad a la persona en cuestión, ha aprendido a ser así un hombre de temperamento alegre, bondadoso y justo, con ello mantiene un alto grado de respeto hacia toda forma de vida no suele matar ni agredir a no ser que sea estrictamente necesario pues es un ser que aborrece las batallas siendo un hombre apacible y pacífico como es prefiere no tener nada que ver con algo que pueda llevarlo a luchar.

No obstante eso no quiere decir que no lo haga, tiene su orgullo como guerrero dado que desciende de una gran familia de espadachines que defendieron a poderosos señores feudales es por eso que solo afirma que únicamente blandería un arma y se enfrentaría a cualquier enemigo si con ello sirviera para proteger algo que estuviera en peligro o esté frente a una constante amenaza. Otra de las razones por las que dejaría a un lado la actitud bonachona y noble con la que fue criado sería para castigar a alguien que lo merezca, generalmente como personas que maltratan a seres que no pueden defenderse o que encuentran placer en el sufrimiento ajeno.

También es un chico extremadamente curioso puesto que tiene sed de conocimiento siempre que encuentra algo inusual decide investigarlo sin importarle las consecuencias que puedan traer consigo la decisión de tirar para adelante para desentrañar el misterio que apareció ante el pero le es indiferente lo que pase puesto que con sus conocimientos de artes marciales se podría defender de cualquier atacante.







Kenji nació en una pequeña aldea en las montañas a varios kilómetros de Tokyo en donde se podía respirar una brisa agradable en la que difícilmente la violencia pudiera extenderse, los aldeanos dedicaban sus vidas a la agricultura y la ganadería otros se ocupaban de el mercado textil mientras que había quienes optaban por sacarle partido a su ingenio y habilidades manuales para ingresar en el apasionante mundo de la metalurgia en donde se fabricaban desde instrumentos agrícolas hasta instrumentos de caza. Aunque podían optar por sumarse a una civilización más tecnológica preferían su vida en el campo a la ajetreada vida de la gran ciudad, no obstante no cortaban su comunicación con el mundo exterior, de vez en cuando hacían largos viajes para vender sus productos.

El joven rubio por otro lado no solía prefirió no pisar más ese lugar desde la última vez que fue solo por saciar su curiosidad de cómo sería la gran ciudad y aunque quisiera ir no tenía tiempo para andarse con ese tipo de cosas, para ganarse la vida ayudaba a los granjeros con sus cultivos o protegía la aldea de los bandidos que se atrevían a asaltarles por lo que toda ésta labor le dejaba agotado, lo más que solía hacer para ocupar su tiempo cuando no tenía nada mejor que hacer era entrenarse tanto en artes marciales como en esgrima. Vivía solo sin más compañía que los viejos recuerdos de sus padres, entre ellos una katana que había pasado de generación en generación.

Una noche algo le despertó de su sueño no sabía bien que era así que se apresuró a buscar el origen de esa extraña sensación que parecía como si le llamara como si le pidiera ayuda era la misma sensación que sentía cuando alguien estaba en peligro; dirigió sus pasos a la parte trasera de su casa y se encontró con una especie de distorsión en el espacio una especie de portal de esos que según especulaciones de la ciencia podían llevarte a otros mundos por un momento la voz de la razón le dijo que no era buena idea acercarse pero le llamaba la curiosidad ¿Qué era y porqué había aparecido ahí? Se hubiera alejado si no fuera porque sintió como de esa especie de portal procedía esa sensación de "algo" en peligro. Sonrió ampliamente y dio un paso adentrándose a ese portal que acabó llevándole a un mundo desconocido para el.