wired life.

maybe

Nombre completo: Adam Novak
Edad: 16 años
Género: Masculino
Nacionalidad: Eslovaca.
Orientación sexual: Indiferente.
Grupo: Tamer.

Adam es, hasta el fin y bajo cualquier circunstancia, leal y firme a sus propios deseos y convicciones con una diligencia invidente que quizá algunos se atreverían a considerar obsesiva, e incluso destructiva. Es un chico por naturaleza silencioso, aunque esto no significa que sea incapaz de sostener conservaciones activas y extensas. Éstas, sin embargo, únicamente se darán si él considera digno a su receptor. Ciertamente su personalidad está lejos de ser agradable, mas esto nunca ha sido considerado un problema para él, pues no es ni amistoso ni simpático y lo reconoce. A pesar de ser joven ya sabe qué es lo que desea y cómo lo obtendrá, y tiene planeado conseguirlo por su cuenta, sin la ayuda de nadie.
Es perfeccionista, calculador, e insaciablemente ambicioso.  Es obediente en cuanto a órdenes de sus superiores (como profesores y su padre o miembros de alto rango en el ejército), pero se comporta de manera déspota y arrogante con todos los demás. A pesar de no ser ningún genio, posee una inteligencia asombrosa, mucho más prominente que la de la mayoría de jóvenes de su edad. Esto se debe principalmente al esmero y disciplina que aplica en sus estudios, siempre con el deseo de sobresalir y ser el mejor en cualquier actividad que realice.
A pesar de desplegar la mayoría del tiempo una personalidad flemática, en realidad es sumamente irascible y pierde el control con facilidad. Muchas veces se deja llevar por sus impulsos y aunque siempre trata de comportarse con madurez la verdad es que es un joven extremadamente irreflexivo y hasta infantil. Es caprichoso y si quiere algo lo tendrá, cuéstele lo que le cueste. Jamás admitirá la derrota y es increíblemente rencoroso, tanto que el perdón es algo desconocido para él. Tiende a ser decidido y lleno de opciones, y le resulta fácil tomar decisiones por su cuenta, y por cuenta de otros también. Su tenaz determinación generalmente le hace tener éxito donde otros fracasan porque él sigue empeñado en la tarea cuando otros se desalientan, aunque esto también delata su trastorno obsesivo-compulsivo. No siente compasión por otros fácilmente, no lo demuestra ni lo expresa. Con frecuencia se siente incómodo frente a las lágrimas ajenas, o simplemente le disgustan, y en general es insensible a sus necesidades.
Tiende a ser dominante y autoritario y usa a la gente sin vacilación a fin de lograr sus fines, indiscriminadamente. Sin embargo, no es tan desagradable como parece. Es capaz de hacer pequeños sacrificios por los demás y le gusta proteger lo que considera suyo. Duda acerca del honor pero conoce el respeto, y si no lo provocan él tampoco lo hará. Debajo de su máscara de impasibilidad y sus múltiples defectos se esconde un joven inteligente, decidido y hasta cierto punto... encantador y leal.

Una de las características más ilustres en su anatomía es el profundo y brillante color carmín que inunda sus orbes, los cuales gracias a las largas pestañas que les rodean le brindan una mirada dominante, altanera y, hasta cierto punto, sensual. Su bruna cabellera, pulcra y sedosa, afluye hasta el comienzo de su cuello, desperdigándose en mechones regulares que de igual modo caen sobre su frente, llegando algunos a obstaculizar el hemisferio izquierdo de su rostro. Su tez es nívea, suave al tacto e impoluta en su totalidad: no hay marca o cicatriz que surque su piel ni imperfección notoria que opaque la belleza que ésta posee. El áureo color de su dermis está lejos de llegar a ser enfermizo y no es considerado una anomalía puesto que todos sus familiares -en especial su madre- han compartido tal lividez. Su complexión es delgada y atlética: goza de una musculatura no muy desarrollada, pero sí lo suficiente como para que sus músculos se vean deliciosamente marcados, firmes y potentes. Sus facciones son naturalmente andróginas, aunque con el paso del tiempo éstas se han vuelto más masculinas, aunque sin llegar a perder aún la falaz apariencia de inocuidad que la adolescencia le proporciona. Mide un metro y setenta y seis centímetros y su peso no sobrepasa los sesenta y ocho kilogramos. Es ágil y veloz, excelente en las confrontaciones cuerpo a cuerpo, y asimismo es poseedor de una gran fuerza física que va en ascenso, al igual que sus habilidades en la batalla. Padece del Síndrome de Raynaud, y a esto se debe que la mayoría del tiempo sus manos y sus pies adviertan un tacto frío. Sus caderas se encuentran sutilmente ensanchadas, mas tal característica es notoria únicamente cuando utiliza ropa ajustada o cuando se encuentra desnudo.

Adam nació en el seno de una familia poderosa, con un largo historial militar que los clasificaba como uno de los más altos linajes de Bratislava, Eslovaquia. Su padre era primer general en el ejército y su madre la hija de un reconocido político Japonés. De aquella mujer fue de quien heredó el intenso carmesí de su mirar y el hermoso azabache que ostenta su cabellera. En repetidas ocasiones escuchó decir que era la viva imagen de su progenitora. Como toda buena nodriza fue ella quien lo crió y lo cuidó con esmero, pero desafortunadamente cayó víctima de una letal enfermedad, y cuando Adam tenía tan sólo cuatro años de edad ella falleció, dejándolo a cargo de su padre. Los recuerdos que Adam posee de su madre son vagos, pero cálidos. Comprende que no vale la pena sufrir por su pérdida y aunque le tuvo afecto no se tortura con su recuerdo.

Permaneció a cargo de su padre y compartió la soledad con él, una soledad que se intensificaba debido a su profesión. Al percatarse el militar del creciente y fortuito abandono al que comenzaba a someter a su hijo, decidió contraer nupcias con una vieja amiga: la única mujer que él consideraba digna para criar a su primogénito. Sin embargo, la fémina había cambiado de residencia en los últimos cinco años y ahora vivía en otro sitio, más específicamente en Inglaterra. Tras contactarla, ambos hicieron un acuerdo, y el padre del azabache prometió pagarle una considerable cantidad por cuidar a Adam mientras él permanecía en Eslovaquia, mas eso no fue necesario ya que desde siempre ella había estado enamorada de él. La mujer, de rubios cabellos y hermosos orbes esmeralda, aceptó volver a las tierras eslavas que la vieron nacer para hacerse cargo de Adam y tomar a su padre como su esposo, y un par de meses después de su unión ella resultó embarazada.

El tiempo transcurrió y al fin nació el niño, a quien su madre decidió llamar Vladimir. Naturalmente, y al tener sólo 5 años de edad, a Adam le costó trabajo aceptar al nuevo miembro de su familia, y a pesar de que la atención de su madrastra jamás escaseó era notable que la mayoría era dirigida hacia su medio-hermano. Conforme fueron creciendo el pequeño desarrolló intensos sentimientos de afecto hacia su hermano que, desafortunadamente para él, jamás fueron reciprocados. Adam jamás mostró interés hacia él y lo evitaba, rehuía de él. Nunca lo trató mal, sólo con fría indiferencia, al igual que a su madrastra. A los trece años dicha mujer decidió regresar a Inglaterra, y por órdenes de su padre Adam tuvo que viajar con ella y su medio-hermano mientras que él continuaba en Eslovaquia. La idea le desagradó por completo y por primera vez el moreno trató de rebelarse ante su progenitor, mas lo único que consiguió de parte de éste fue una bofetada y una enérgica reprimenda que quedaron impresos en su memoria con lacerante intensidad.

Desde ese día, la reclusión a la que Adam se sometía incrementó. Se volvió cada vez más distante. Siempre había pensado que era superior a los demás y por eso se mantenía alejado de ellos, pero ahora también estaba convencido de que nadie, ni siquiera su padre, merecía su afecto o atención. En ese año conoció el mundo en torno a los Digimons, y poco a poco se volvió un aficionado en los juegos de carta. Fue tal su diligencia y esmeró que logró ganar varios campeonatos, formándose una prominente reputación que le seguiría hasta el presente.

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