[Aventura 5°] Adentrándonos en el Valle de las Hadas

Hacía una linda tarde. Takerou había ido horas atrás al digimundo con su Patamon para conocer más el digimundo. Al joven Braun le encantaba ir a tal lugar y explorarlo junto con su digimon. Estar con él, le proporcionaba confianza y también una gran satisfacción que venía de su amistad. También, se sentía protegido, pues sabía que aquél digimon era lo bastante fuerte como para protegerlo de todos los digimon salvajes que se encontraban en dicho lugar. Como era de esperar, el digivice los había trasladado a un lugar erróneo, mejor dicho, a un lugar al que no querían estar. Es por esto que Patamon usó sus instintos para llevar a su entrenador a un lugar seguro y lindo. Lo había llevado hasta una gran villa que parecía rústica. Estaba en un lugar situado en las profundidades de los árboles, los cuáles eran completamente verdes y hermosos. Era un lugar impresionante pues la naturaliza se fusionaba a la perfección con tales estructuras. -Takerou... los instintos de los digimon en el digimundo aumentan considerablemente-. Comentó satisfecho. -Ya me lo habías dicho, Patamon-. Respondió con una leve sonrisa. Al parecer su digimon no recordaba que ya se lo había comentado. Así pues, se adentraron más y más en las profundidades del bosque hasta que de los grandes e innumerables árboles salió un digimon salvaje. Inmediatamente después, Patamon optó por una pose defensiva y estaba completamente preparado para digievolucionar si era necesario.

GuardiAngemon aún intentaba recuperarse del anterior ataque que Seraphimon le había propinado con Excalibur. El digimon de Takerou sabía que no debía darle ninguna oportunidad, por lo que supo que tenía que rematarlo ahí. Antes de realizar su ataque definitivo, abrió el portal de nuevo para meter a Excalibur ahí y guardarlo para otra ocasión, ya listo, comenzó. -¡Rompedor Divino!-. Gritó con gran fuerza para después apuntar hacía el enemigo con su puño. Primero lentamente comenzó a salir luz de dicho puño, pero con el pasar de los segundos, grandes torrentes de luz comenzaron a salir. GuardiAngemon no tuvo tiempo de escapar ni de esquivar, pues aún estaba exhausto de la gran oleada de ataques que Seraphimon le había dado. -Ha sido una gran pelea-. Dijo el enemigo mientras entre luz desaparecía poco a poco. No había muerto. Él mismo había utilizado la poca fuerza que le quedaba para escapar del lugar. -Por fin....-. Suspiró Seraphimon mientras descendía del aire lentamente. -¡Increíble!. Ni si quiera pudo atacar-. Comentó Takerou emocionado mientras veía como Seraphimon veía a otro lado con una gran curiosidad. -¿Qué miras, Seraphimon?-. Preguntó. -E-Eso... ¿Es una digitama?-. Respondió con otra pregunta. Acto seguido, los dos, caminaron hasta el lugar. Se habían encontrado con una digitama azul. -No podemos dejar la digitama aquí, Takerou, sería muy peligroso. Lo que me pregunto es como ha llegado aquí. Está muy lejos de la Isla File-. Comentó con bastante curiosidad. -S-Seraphimon... ¿Nos lo podemos quedar?-. Articuló otra pregunta. -¿¡Qué dices?!-. Exclamó su digimon. -Hmmm, creo que sería lo más sensato, no podemos dejarlo aquí, podría ser devorado por algún digimon salvaje-. Respondió mas calmado. Luego de la pequeña charla, Takerou tomó la digitama de color azul para abrazarla. ¿Por qué lo abrazaba?, tal vez y era algún tipo de instinto. Era hora de descansar un poco y Seraphimon lo sabía, es por eso que degeneró hasta Patamon para guardar sus fuerzas, probablemente más digimons salvajes seguirían apareciendo conforme pasaran las horas.

diyimun zalbaje dados